16 marzo 2019

Estaba perdida.

Estaba perdida. Pero me encontré. Estaba sola, pero estaba conmigo. Estaba pensando, pero decidé dejarlo de hacer. Estaba buscando a mi tribu... y la cree. Buscando amigas por aquí y por allá, cuando en realidad sólo se necesita silenciar... Silenciar el cerebro y dejar al corazón hablar. Dejar que el corazón guie cuando no hay nada más en qué confiar. Dicen que el maestro aparece cuando el alumno está listo, y creo que uno se convierte en maestro cuando sin querer lo ha sido. Dejamos huellas en corazones y en muchas vidas, dejamos amistades por el mundo repartidas. Aquí lejos de mi país pero en un hogar cálido, aquí lejos de mis amigos y familia, aquí lejos y decidida a crear una nueva tribu. A abrir puertas y a abrir camino, a dar la mano, cuando mi hermana lo necesite, a brindar apoyo a las que vienen atrás de mi siguiendo el camino. Mis raices siempre estarán ahí, Esas raíces están muy adentro, adentro, adentro, donde es imposible arrancar algo. Y nuevas raíces se unen a esas. Y conozco nueva gente marivollsa que tiene las mismas ideas. La tribu empieza.

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